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Doctor Cesar Pereyra, un médico de los de antes



Historias de Mi Ciudad » 05/10/2024

«Si bien la personalidad del Dr. César Pereyra, por demás ejemplar, es ampliamente conocida en Florencio Varela ...

«Si bien la personalidad del Dr. César Pereyra, por demás ejemplar, es ampliamente conocida en Florencio Varela, Mi Ciudad, que tuvo el honor de contarlo entre su calificada nómina de profesionales y lectores desde el 22 de agosto de 1953, fecha de la aparición de nuestro número 1, quiere ocuparse de su joven persona, que reúne 89 años, ya que es otro modelo digno a seguir y además, un indiscutido orgullo de sus colegas de todos los tiempos.
Nacido en Capital Federal el 16 de julio de 1913, en una finca de la calle Montes de Oca, era uno de ocho hermanos, de los cuales 3 eran mujeres y 5 varones. Precisamente dos de ellos, alcanzaron también singular consideración en nuestra ciudad. Son ellos, Don Guillermo Pereyra, el Escribano Público y correcto Jefe del Registro Civil, cuando éste funcionaba en la calle España, entre Mitre y Boccuzzi y quien llegara a ocupar el cargo de Intendente Municipal, por mandato del Gobierno Militar vigente en el período de «transición» 1972-73. Y Horacio Pablo, que residía en esta Ciudad de profesión Farmaceútico, ambos fallecidos. Volviendo al Decano de los Médicos locales, diremos que tiene fijado su hogar, que conformó con Doña Otilia J. González, en la calle España 265, donde también está su consultorio.Ambos son progenitores de Otilia, Maestra, Profesora de Inglés y Francés, Abogada y Escribana, también dictando cátedra en diversos Colegios de esta Ciudad, casada con el Ing. Vicente D. Zanichelli y con dos hijos, Santiago y Francisco. Su otra hija, se llama Matilde, es Maestra Normal Nacional y Profesora de Biología, ejerce en distintos colegios locales y está casada con el Abogado Jorge G. Hermida, con dos hijos, Alvaro y Jorgelina Matilde.

Su actividad profesional

El Dr. Pereyra ingresó en la Sala de Primeros Auxilios en el año 1938, cuando durante la Intendencia de Don Félix E. Rodríguez, le fuera impuesta a aquella la denominación de uno de sus impulsores, el ex presidente de la Sociedad Italiana «La Patriótica» Dr. Atilio Massone, figura de la ciencia y la salud. Esa Sala, modesta pero imprescindible era lo unico con que contaba la población varelense en aquellos años para atenderse de sus dolencias, y es justo recordar que tuvo por origen esa hoy centenaria y noble institución, que es «La Patriótica», colocándose su piedra fundamental, en un terreno perpendicular a la sede de la misma, situada en Monteagudo 21.
La «Salita» funcionó de acuerdo a las precariedades de la hora, hasta que se llegó a un acuerdo en 1934, entre el Intendente Antonio Bengochea y el Presidente de «La Patriótica» Juan Dotta, para que se transfiriera la misma, compensando el Municipio la cesión, con el pago de 10.000 pesos moneda nacional, inclusive el terreno en cuestión.
Transcurren así los años con una atención que pese a la buena voluntad, cada día exigía mayores esfuerzos y era preciso edificar otros ambientes y prestar por ende, nuevos servicios.
Tras inaugurarse la ampliada Sala de Primeros Auxilios Municipal, el 2 de julio de 1938, con una serie de actos de suma importancia, que Mi Ciudad, ya oportunamente refirió (inauguración del Monumento a la Bandera y Reloj Público en la Avda. San Martín y Juan Vazquez) con la asistencia del Primer Mandatario Bonaerense Dr. Manuel Fresco y entre otras autoridades, la del Diputado Provincial Pedro V. Pelento quien se desempeñaba a la par como titular del Concejo Deliberante local, se impuso a dicha Sala el nombre de «Dr. Atilio Massone», descubriéndose una placa alusiva por su aporte a la misma desde la presidencia de la Soc. Italiana.

Donación de instrumental

En esa inauguración, los hijos del Dr. Massone, Atilio y Arnaldo, efectuaron una valiosísima donación de instrumental médico, que resultó en aquellos tiempos, un aporte de indudable beneficio público.
Se hallaba como Director de dicha Sala de Primeros Auxilios, cuando ingresó a su plantel el Dr. Pereyra, el Dr. Antonio Stagliano, otra figura singular de ese lejano ayer.
Su incorporación la hizo en carácter de Practicante, junto a Osvaldo Sansostri, Alejandro Pandroni, Andrés Pons, sumándose en 1940, Mario Barrenat, nombres que sin duda han fijado sus raíces en nuestra Ciudad.

Una amplia trayectoria

También en ese año, el Dr. Pereyra fue Practicante en el Hospital «Luisa C. de Gandulfo» de Lomas de Zamora y más tarde Concurrente al Hospital «Durand» de la Capital Federal, donde prestó servicios en Ginecología, bajo la conducción del Prof. Gandolfo Herrera. Posteriormente, se incorporó al Hospital «Rawson» también en la metrópoli, en el Servicio de Pediatría, siendo Jefe de esa especialidad, el Profesor Dr. Fernando Schweiser, que era titular de la Universidad Nacional de La Plata, quien le dió la oportunidad de realizar la tesis de su Doctorado, basado en la profilaxis y tratamiento del raquitismo, con la dosís única de 600.000 unidades (llamado golpe vitamínico) de vitamina D2.
En Florencio Varela se instaló con consultorio médico, en 1945, en España 59. Desde 1947 hasta 1948 fue además Médico de Policia en la única Comisaría existente entonces, la ubicada en la Av. San Martín, en circunstancias en que se hallaba a su frente el Comisario Sr. Eleazar Molinuevo.
En 1946, al margen de lo señalado precedentemente, había ingresado como Médico agregado al Servicio de Cirugía del Hospital Vecinal de Lanús. Luego ingresó, prosiguiendo su ritmo de especializalización, en el Servicio de Cirugía como médico interno suplente, pero al renunciar el titular Dr. Camardelli en 1948 pasó a ocupar su plaza, hasta el año 1970 en que dimitió.
En el ínterin mencionado, precisamente en 1951, el Dr. Pereyra se recibió de Médico Industrial en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires, oportunidad en que presentó como tesis la «Importancia de los Comités de Seguridad en las Industrias».

Director de la Sala Hospital

Cabe destacar, pues para el mismo constituye un «hito» del que no acaba de enorgullecerse, que fue designado Médico Interno conjuntamente con los Dres. Salvador R. Sallarés, Luis Bravo Zamora, Héctor J. Niño y Libio Mandirola, por los que guarda un gran respeto y gran cariño, sentimiento que en nuestra Ciudad, es ampliamente compartido.
El 30 de enero de 1956 fue nombrado Director de la Sala Hospital Municipal, la que especialmente durante la administración del Intendente Luis Calegari, había seguido concretando ampliaciones y mejoras, aunque por la limitación del lugar que ocupaba, siempre serían imperfectas.
Ese cargo que le ofreció el Comisionado Bengochea Pelento (quien llegó al Poder de resultas de la Revolución de 1955), lo asumió gustoso de ser útil a la comunidad pero previa conformidad de todos los miembros del Círculo Médico local, dado que él se encontraba a cargo de la presidencia, la que desempeñó hasta 1964.
Respecto a la labor cumplida en dicha Sala Hospital, tuvo ocasión de realizar meritoria acción, en respuesta a las crecientes demandas públicas pero siempre enfrentando problemas que parecían crónicos, pues al margen de la falta de espacios, la no existencia de cloacas, creaba algunas situaciones límites. En la sala donde se hallaba el quirófano, se instaló un equipo de iluminación adecuada, mediante una generosa donación de Don Rafael Aquilano, construyéndose además un office para la esterilización del material quirúrgico.
También creó la sala de internación para pediatría, como asimismo dos habitaciones para los médicos internos y practicantes, con su salón comedor y servicios sanitarios.
Construyó la morgue de la Sala Hospital y sumó al plantel de la misma, el concurso de caracterizados profesionales para sus consultorios internos y externos, provenientes de Lanús, entre ellos el Prof. Alfredo García Iglesias, el Dr. Cayetano V. Leone y el Dr. Castaldi. También fundó los Servicios de Ortopedia y Traumatología, quedando éstos a cargo del Dr. Mario Agnelli, proveniente de Quilmes. Entre otras realizaciones, el Dr. Pereyra, fundó el Servicio de Anestesiología a cargo de nuestro apreciado convecino, el Dr. Héctor Tokumoto, hoy radicado en Santiago del Estero.
Creó dos puestos de médicos clínicos, que ocuparon el Dr. Meta y la Dra. García, ambos de Quilmes. Nombró seis médicos internos y cuatro practicantes por guardia, siendos dos de ellos rentados, uno mayor y otro menor y los restantes en los Consultorios Externos.
Ante la ausencia de una base de datos, con ficheros de tarjetas numeradas para la atención de enfermos que concurrían a la Sala de Primeros Auxilios o Consultorios Externos, se crearon tales controles y se logró así una información rápida y correcta para las prestaciones clínicas y quirúrgicas. Además y con el apoyo del Comisionado Bengochea Pelento, construyó la Morgue en el Cementerio local, proyectó y concretó el Instituto Antirrábico de Florencio Varela, que funcionó en el Corralón Municipal e inauguró una Sala de Primeros Auxilios en la zona rural denominada «La Capilla», atendiendo a los pobladores de la zona tres veces por semana. La misma funcionó desde 1956 a 1958 y actualmente esa zona carece de tal servicio. Actuaba como Administrador de la Sala Hospital, Don Antonio Barbalán.
Al fundarse el 6 de mayo de 1956, con el concurso de numerosos y calificados vecinos, la Asociación de Bomberos Voluntarios de Florencio Varela, el Dr. César H. Pereyra fue designado médico de la entidad, cargo que desempeñó con su usual eficiencia y buena predisposición.

Con el Presidente Illia

Siendo nuevamente titular del Círculo Médico de F. Varela, por decisión unánime de sus colegas asociados, hizo entrega en 1966, en el transcurso de la visita que el Presidente de la Nación Dr. Arturo U. Illia realizó para adherir a los festejos que con motivo del 75º aniversario de la fundación del Partido de F. Varela, de un pergamino alusivo, que el citado gobernante, poco despúes derrocado por las fuerzas militares, supo agradecer en un acto que se cumplió en la Sociedad Italiana «La Patriótica».
El Dr. Pereyra, que es Médico en Cirugía y Clìnica, fue en 1964 uno de los caracterizados vecinos que fundaron el Club de Leones local, entidad que promovió el Dr. Gilberto Isaac González y presidió muy dignamente en su periodo inicial el Dr. Jacinto Escaray, responsabilidad ciudadana y honor que le cupo luego a él, en el mandato 1966-1967.
En 1958, retornada la democracia parcialmente, pues aún regían las claúsulas proscriptivas que impusieron los militares, se produjo la asunción como Intendente Municipal, de ese otro encomiable residente varelense, Don Julian Baigorri, representando a la Unión Cívica Radical Intransigente. En tales circunstancias el Dr. Pereyra fue designado Secretario de Salud Pública de la Comuna, cargo que desempeñó con el espíritu de servicio de siempre, dando oportunidad a que se realizaran nuevas mejoras en la llamada Sala Hospital, que pasó a ser el Hospital «Dr. Nicolás Boccuzzi», allí en Boccuzzi 138, el cual pese a sus limitaciones edilicias, cubrió las más imperiosas necesidades de la población, con absoluta probidad, hasta que fuera sustituído por el nosocomio de agudos municipal «Mi Pueblo».
Al margen de su actuación profesional y solidaria con los Bomberos Voluntarios y el Leonismo, el Dr. Pereyra, fue presidente de la Comisión Vecinal Pro Creación del Instituto Industrial «San Juan Bautista», junto a otros solidarios vecinos, que acompañaron permanentemente los esfuerzos del fundador de dicha casa de estudios y otras de enseñanza infantil y primaria, el custodio de la Parroquia Matriz, Monseñor Juan Santolín.

El Doctor del Doctor

El Dr. César H. Pereyra, este joven de 89 años, todavía dispuesto a ofrecer sus valiosos servicios, tuvo la responsabilidad de atender, en sus últimos cinco años de vida, al gran médico y filántropo, su ídolo y el de muchos, el Dr. Salvador Ramón Sallarés, en cuya veneración sintetiza el respeto y aprecio de otros colegas varelenses que también se brindaron en el arte de curar y hacer filantropia.
A pocos días del cierre de esta Revista, el Dr. Pereyra nos adelantó que está ahora terminando un estudio sobre el colesterol, su ineludible y necesaria existencia y la posibilidad cierta, y que dará a conocer por medio de Mi Ciudad, respecto a que las «peligrosas frituras», siempre si no se cometen abusos, no son tales, máxime si se ajustan las mismas, a la fórmula que él viene experimentando con todo éxito.
El del Dr. Pereyra es un gran ejemplo de vida, y merecía nuestro homenaje».


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