Por Federico Ahrtz.
En palabras del historiador Felipe Pigna, la importancia y valor de la historia radica en continuar con lo que está bien y dejar lo que se hace mal...
En palabras del historiador Felipe Pigna, la importancia y valor de la historia radica en continuar con lo que está bien y dejar lo que se hace mal, por lo cual, seguramente hay un número considerable de malas acciones y resultados por medir en Florencio Varela. En este sentido reafirmando lo que hemos aprendido en nuestro sistema educativo al ser evaluados con el objeto de formarnos en pos de una mejor sociedad, en los niveles de la administración local impera desde hace tiempo un desconocimiento a tal experiencia del sistema del cual todos egresamos.
Para ir a los hechos, un número significativo de varelenses se esmeran día a día en espacios a cielo abierto, expuestos a las inclemencias climáticas y sin ningún resguardo legal, más que la voluntad de generar ingresos para el bien familiar. Estos vecinos que inundan las estaciones de Bosques, Zeballos y Ardigó solo esperan contar con un espacio semanal para generar el sustento que les permita satisfacer algo de sus necesidades mínimas e indispensables. Para ellos no hay política pública local, ni tutores o técnicos que los orienten en herramientas que inicien su proceso de formalización permitiendo obtener su obra social y quizás su futura jubilación.
Así, sesgada de toda realidad desde algún punto del Barrio Parque se mediatizan a través de las redes sociales acciones vacías de contenido para estos sectores, como si fueran realidades de otros distritos, con un empleo que solo se circunscribe a un Parque.
Por lo expuesto y haciendo honor a la evaluación, como herramienta para una mejora continua, los datos de Florencio Varela expresan a sola observación, un 53% de informalidad en base al Censo 2022, por lo tanto, una total desaprobación. Las hipótesis al respecto, podrían ser varias, que las acciones locales son sectarias, que es mejor quedarse en la oficina con aire acondicionado y chofer jugando en las redes sociales, que se tiene una alta falta de idoneidad de quienes están, que desde la empleabilidad es mejor atender a las filiales del equipo de futbol en el despacho que ponerse a trabajar o simplemente que esos varelenses, para el desarrollo productivo, no poseen rango de emprendedor o futuro comerciante, no existen.
Sin embargo, la realidad es otra, son vecinos con dificultades, pero con un gran valor, porque no es fácil tirar una lona en el piso con artículos para comercializar y mantener la esperanza de que en un tiempo las cosas cambiarán. Si la evaluación fuera realizada, unos cuantos eruditos del desarrollo, no revalidarían sus «títulos» y quizás los varelenses tendríamos políticas públicas concretas para estos sectores postergados.
Mientras tanto, la falta de idoneidad y evaluación en el cargo son sostén de la informalidad en este Florencio Varela que no miramos.