Se confirmó una noticia que parecía imposible: por primera vez en casi 40 años, Julio Pereyra no estará en un cargo público electivo a partir de diciembre.
Se confirmó una noticia que parecía imposible: por primera vez en casi 40 años, Julio Pereyra no estará en un cargo público electivo a partir de diciembre.
Esto será así porque el actual diputado nacional no sólo quedó afuera de las listas de legisladores de Fuerza Patria para buscar una renovación de su banca en el Congreso, sino que tampoco fue incluido en la nómina de candidatos a diputados o senadores provinciales.
De este modo, el histórico Barón del Conurbano volverá al llano a partir de 2026, lo que muchos interpretan abriría la posibilidad de intentar volver a la intendencia de Florencio Varela en 2027, habida cuenta de que, salvo que la ley sea modificada, Andrés Watson no estará habilitado para ir por la reelección.
Llegado a la función pública en 1985 como Director de Entidades de Bien Público del intendente Carpinetti, este entrerriano que había trabajado junto a su hermano en un taller mecánico, repartió vino patero en damajuana y fue empleado de una empresa telefónica, tuvo su debut como concejal dos años más tarde. La historia que siguió es conocida: Carpinetti se fue al Fondo del Conurbano y Pereyra lo reemplazó como interino, y cuando Duhalde echó a Carpinetti, éste no pudo volver jamás a la intendencia, que desde allí en más ganó repetidamente Pereyra, convirtiéndose en el intendente más veces electo de la historia de nuestra localidad.
La difusión de la exclusión de Pereyra tuvo una amplia repercusión en las redes, sobre todo en el Facebook de nuestro diario. Entre cientos de opiniones de vecinos, abrumadoramente negativas hacia el presidente del peronismo local, la abogada y diputada nacional Mónica Frade escribió: «Es uno menos. Su causa por enriquecimiento ilícito que le inicié hace ocho años, duerme en el cajón del escritorio del Juez Federal de Quilmes, Dr. Armella. Aporté pruebas de «un hombre empobrecido» con todas sus ex sin poder explicar su patrimonio. Jamás lo olvidaremos por la gran estafa de «La Voz del Campo». Es una de las tantas malformaciones que nos dio este país».
Tal como lo expresó la legisladora, luego de un inicial y mediático par de allanamientos por parte del Juez, esa causa, en la que se aportaron decenas de pruebas que comprometían a Pereyra y su entorno, así como a proveedores del Municipio como Francisco «Chicho» Basile, quedó olvidada. Tampoco se resolvió nunca la causa penal que lo investigaba por explotar a 200 obreros con «La Voz del Campo», aunque la justicia laboral sí hizo pagar a parte de los culpables.
Tal vez al haberse desarmado ahora su red de apoyo político-judicial y ser un ciudadano de a pie, Pereyra, al que como premio consuelo solo le queda el manejo del peronismo local, tenga que rendir cuentas muy pronto.