Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
El 14 de septiembre, Mi Ciudad estuvo presente en el Teatro Coliseo, de la ciudad de Buenos Aires, donde se realizó el seminario sobre Foco e Inteligencia Emocional organizado por la Fundación Cemar. En la jornada, expusieron el médico y filósofo Facundo Manes -acerca del «Cerebro Social» y el psicólogo y escritor estadounidense Daniel Goleman, autor del best seller mundial «La inteligencia emocional».
Pero lo más llamativo fue la presencia en el escenario, del diputado provincial y por tres décadas intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, quien entregó un reconocimiento a Manes. El motivo: la Fundación FINDEL, que Pereyra creó, era una de las auspiciantes del seminario, junto a Sancor Salud, el Grupo América, y la Asociación del Bachillerato Internacional- Colegio Río de la Plata.
No fue la primera vez que el barón del conurbano participó de un agasajo a Manes. El 8 de noviembre de 2016, Pereyra formó parte de un acto en el Salón de los Pasos Perdidos donde le entregaron al neurocientífico la máxima distinción que otorga el Senado Nacional, el «Premio Domingo Faustino Sarmiento», en el marco de la primera jornada «Educar para superarnos». Ese día, Pereyra declaró: «Es un honor poder presenciar la conferencia del Dr Facundo Manes y la entrega de este premio tan merecido. Sin dudas, un brillante exponente de la neurociencia argentina, que con su trabajo y compromiso, impulsa a poner en funcionamiento el órgano central del ser humano, el cerebro».
Ahora, Pereyra reconoció a Manes con una plaqueta en nombre de FINDEL y subió las fotos del momento –con abrazo incluido- a su twitter: «Gracias Facundo por participar de este encuentro con tu brillante introducción a la investigación del cerebro», dijo, a lo que Manes respondió: «necesitamos más empatía emocional para sentir lo que le pasa al otro. Eso necesita nuestra Argentina, sentir en la diferencia».
Qué es lo que puede unir a Manes con Pereyra es una gran incógnita. Pero sería importante que este notable neurocientífico viniera a Florencio Varela, para ver el desastre que su «agasajador», investigado por enriquecimiento ilícito, causó en esta ciudad durante su extenso período al frente de la intendencia local. Que recorriera los barrios sin asfalto, sin cloacas, sin iluminación y hasta sin agua potable, por los que Pereyra, que ahora pretende dar clases sobre «municipios modernos» desde su Fundación, nada hizo durante treinta años.
Tal vez así, Manes, además de tener empatía con los que «piensan diferente», la tenga con las víctimas de una gestión deplorable, en la que los únicos que mejoraron su nivel de vida fueron justamente Pereyra y su séquito.