Por Luján Kunzi
Después de agonizar durante casi tres meses, Braian Sebastián Figueredo falleció el 20 de febrero. El joven de 23 años se encontraba internado desde el 6 de diciembre, en estado crítico, tras haber sido víctima de un brutal ataque a manos de una patota que lo golpeó mientras transitaba por inmediaciones del Club «Diamante» del barrio Chacabuco en Florencio Varela.
«Braian volvió junto a un amigo con quien fue a pasar la tarde en su casa», dijo Carmen Berón, tía del joven fallecido, a Mi Ciudad. En el trayecto fueron interceptados y posteriormente perseguidos por un grupo de entre 10 a 12 chicos, quienes se encontraban completamente armados y con la intención de robarles, según supo la familia por medio de la gente del club.
Los jóvenes al verse acorralados corrieron en diferentes direcciones: un grupo siguió al amigo y los otros a Braian, quien por la desesperación y en el intento de huir del peligro, ingresó al establecimiento esperando que al haber gente sus agresores se alejaran.
Aunque, poco le importó a esta patota que en el lugar hubieran chicos de cinco años haciendo prácticas deportivas en compañía de sus padres. Allí y sin mediar palabra lo golpearon con la espiga de un hacha. «Dos ingresaron detrás de él por la puerta trasera del club y uno por la puerta de enfrente, este último fue el que le pegó con el hacha y lo dejó inconsciente», dijo Carmen y agregó: «Ahí comenzaron a pegarle entre los tres, hasta que otro de los agresores lo golpeó con un adoquín».
Los testigos que presenciaron el hecho aseguraron que todos los jóvenes de la patota estaban armados con machetes, hachas y hasta cuchillos. «Hicieron una pesquisa así nomás, inclusive cuando intervino la policía y atrapó al joven que tenía el adoquín los amigos intervinieron para salvarlo», manifestó la mujer. Los vecinos que presenciaron el hecho, aseguraron que, ante la presencia de los agentes le robaron la macana a una de las policías y la persiguieron con la intención de robarle el arma.
Luego del violento ataque, desde un patrullero que se encontraba en la zona se alertó al 911, además de solicitarse una ambulancia que trasladó a Brian hasta al Hospital Mi Pueblo. Estaba tan desfigurado por los golpes que su padre, Javier Figueredo, tuvo que reconocerlo por un tatuaje. Sin embargo el tormento del joven no terminó ahí, ya que el lunes 17 de febrero, sus familiares realizaron marchas en las puertas del Hospital Mi Pueblo, la Fiscalía Desentralizada y la Municipalidad, donde denunciaron que al joven lo habían hallado en un completo estado de abandono, con queresa de moscas en la boca mientras estaba internado en el nosocomio de Villa Vatteone.
Durante las movilizaciones no solo se hicieron presentes familiares y amigos de Braian Figueredo, sino también vecinos que vivieron en carne propia similares situaciones en el hospital. De esta manera, se escucharon las voces de aquellos vecinos dieron testimonio de las irregularidades que reinan puertas dentro del Hospital Mi Pueblo.
La causa que terminó con la vida del joven está siendo investigada por la fiscal Dra. Maiola. Hasta el momento solo hay tres detenidos, aunque se espera que el número aumente.
Braian Figueredo no fue solo una víctima de la inseguridad, sino también de la negligencia, de la falta de interés y del abandono que reina dentro del hospital. Fue él quien pagó el precio más alto y como era de esperarse nadie dio la cara.