Por Alejandro César Suárez | @alecesarsuarez
El 22 de agosto de 1953, apareció en Florencio Varela, fundado por Ramón César Suárez, el primer número de Mi Ciudad. En tamaño sábana, con 6 páginas, la edición fundacional dedicó su portada, entre otros temas, al segundo aniversario del renunciamiento de Eva Perón.
Ese día, con nuestro saludo, dimos a conocer nuestros principios: «Mi Ciudad, con su verbo sincero, no esforzará el timbre de su voz para hacerse escuchar y conocer, pues la verdad de su prédica habrá de imponerse sin mediación de la fuerza, que casi nunca orienta, pero sí muchas veces aturde. He aquí la esencia de esta modesta hoja y en ella, la norma inviolable de su conducta… Mi Ciudad saluda a todos los que integran este pueblo y constituyen la clase útil de la nacionalidad, la de los que trabajan, y les anuncia su insobornable decisión de defender los únicos intereses que nos alentaron a surgir, los del pueblo, escuchando y traduciendo fielmente su voz, que es la voz de Dios…».
En pocos días se cumplirán 67 años de aquella jornada. Casi siete décadas durante las cuales nadie logró callarnos ni desmentirnos, pese a las presiones de todo tipo que tuvimos en distintas épocas. Y casi 70 años de coherencia con una línea editorial fortalecida en la ética y el profesionalismo, que nos distinguió desde el primer día.
El logro no es nuestro. Es la comunidad varelense la que nos apoya y nos permite seguir estando, aún en tiempos de Pandemia. Ya lo decía nuestro fundador: a los políticos los eligen cada dos o cuatro años, pero a los periodistas nos eligen cada vez que alguien nos lee o publica un aviso en nuestras páginas.
A todos los que hacen que Mi Ciudad sea posible, muchas gracias. Seguiremos, Dios mediante, diciendo las cosas como creemos que deben decirse, aunque les duela a los conocidos –y desconocidos- de siempre.