Por Angela Juárez
La Escuela de Arte República de Italia fue fundada a fines de la década de los ´80, provisoriamente en una casona cercana al casco céntrico de la ciudad.
La Escuela de Arte República de Italia fue fundada a fines de la década de los ´80, provisoriamente en una casona cercana al casco céntrico de la ciudad. Sin embargo, la demanda educativa en arte fue creciendo sin ser acompañada de políticas educativas que contemplaran una formación integral de sus estudiantes. El nivel académico que brindaban los docentes no iba en paralelo con las herramientas didácticas ni la cuestión edilicia.
En el edificio de San Juan al 122, se dictan el Profesorado de Música con orientación en educación musical, el Profesorado de instrumento / canto popular, el Profesorado de instrumento clásico / canto lírico camarístico, el Profesorado en cerámica, el Profesorado en artes visuales y el ciclo de Iniciación musical para niños. En promedio, se trata de unos 1.000 estudiantes, repartidos en todos sus turnos… Capacidad que supera históricamente a la cuestión edilicia.
El estallido de 2001
Es así que en 2000, habían pasado 13 años de su fundación y ya, el edificio de la calle España, entre Boccuzzi y Mitre, le quedaba chico.
«Llegué a la EARI en 1999 por recomendación de un amigo. No sabía de la existencia de la escuela» afirma el –hoy- docente de la institución, Alejandro González –quien supo ser candidato a Subsecretario de Salud por la Lista Multicolor SUTEBA Florencio Varela-, y agrega «Recuerdo la toma del edificio de la EARI por parte de los estudiantes, en 2000. Se trataba del edificio de la calle España, entre Mitre y Boccuzzi. La toma duró varios meses hasta que se logró, por medio de la lucha de los y las estudiantes, el alquiler del edificio actual. Luego hubo numerosos reclamos, acallados por promesas de terreno y edificio propio que no se cumplieron».
Ante el clamor de la comunidad varelense, el dictado de clases se trasladó a la calle San Juan al 122. Hasta ese momento, en el edificio había funcionado un gimnasio. Por lo cual, por algún tiempo, la convivencia en el espacio transitaba entre lo bizarro, lo cómico y lo trágico. Por ejemplo, en el espacio del sauna, podía encontrarse a los estudiantes de canto realizando la cursada de dicción alemana.
Al comienzo del tercer milenio, la EARI, no contaba siquiera con una escalera de emergencias o baños con capacidad para su matrícula. La precariedad era coherente con la gestión de gobierno nacional y, finalmente, ese 2001, estalló una protesta masiva. La toma del edificio fue una de las herramientas de lucha para hacer cumplir el derecho a la educación.
A la toma de la escuela, se le sumó el corte de ruta en «los puentes» del Cruce Varela y la quema frente a la institución de un muñeco confeccionado por estudiantes del área de artes visuales al que llamaron «Patacón». A la gran fogata, se dieron cita otras instituciones de formación superior, docentes, directivos y estudiantes de todos los niveles varelenses.
Sin embargo, la presión del reclamo, fue disminuyendo y, el sueño del edificio propio quedó en la nada.
«Las únicas mejoras que se realizaron fueron los arreglos de las estufas y la realización de dos aulas en un entrepiso hace 20 años atrás» afirma González y agrega para graficar lo exiguo de la respuesta del gobierno: «Un año taparon con brea unas goteras en el SUM».
Reclamos contemporáneos
Las falencias edilicias han sido una constante para la EARI. En 2011, un fallo en el circuito eléctrico generó un principio de incendio. Tras una serie de pericias indicaron «peligro de derrumbe» y «condiciones no aptas para el dictado de clases», desencadenando en la clausura del lugar. Por este motivo, la comunidad educativa, nuevamente decidió tomar el edificio como forma de visibilizar la situación desesperante que vivían.
De aquella toma de 2011 surgieron los compromisos de las autoridades de iniciar la construcción del tan ansiado edificio propio para la Escuela. Jefatura Distrital, Consejo Escolar, Secretaría de Infraestructura de Provincia y la Municipalidad de Florencio Varela garantizaban comenzar un trabajo en conjunto en ese sentido. Sin embargo, no era más que otra promesa que no se cumpliría durante la gestión de quienes lo acordaron.
«Entré en 2014 en nuestra escuela y me encontré con muchas falencias» afirma Emmanuel Espindola, reconocido militante varelense de la diversidad y miembro de la agrupación estudiantil Crear Artística- y agrega «en 2015/2016 creamos una agrupación de estudiantes Crear Artistica. Ganamos las elecciones del centro de estudiantes y a partir de ahí, gracias al acompañamiento de toda la comunidad educativa, directivos, docentes y los mismos alumnos, pudimos conseguir más herramientas para nuestra escuela: material didáctico, material informativo para nuestra biblioteca, instrumentos y demás. Pero la realidad es que nuestra querida escuela, necesita urgente un edificio nuevo, en condiciones, más amplio para que nuestros estudiantes puedan terminar su carrera en condiciones dignas… Esta es una lucha que tiene más de 30 años, y que no vamos a abandonar por nada! Vamos a luchar incansablemente por darle a nuestros artistas la escuela que se merecen».
Es que, a pesar del correr de los años y los agregados para mejorar la estructura, el edificio no logra superar cuestiones como la existencia de una escalera caracola de 50 cm de ancho que recorre los distintos pisos de la escuela, y por ella cientos de estudiantes (niños, jóvenes y adultos) quienes se turnan para subir y bajar todos los días o, la realidad de que, la gran mayoría de las aulas están hechas de durlock, sin las condiciones mínimas de aislaciones acústicas necesarias para el dictado de clases de música.
«Son muchos los recuerdos que tengo de nuestra lucha por un edificio propio» rememora Emmanuel , como «una movilización en La Plata en 2016, recorrriendo las calles junto a otros jóvenes de otras escuelas... fue muy emotivo ver tantos jóvenes comprometidos, luchando por su escuela».
En 2016 el gobierno de la Provincia respondió a los reclamos alegando que es el gobierno municipal el que debe ceder un terreno para poder iniciar la construcción.
(ver nota completa en la edición de papel)
Los terrenos y el Concejo Deliberante
Con firma del Dr. Dardo Ottonello como presidente del Honorable Concejo Deliberante de Florencio Varela y Damián Oscar Hoya, como Secretario del órgano legislativo local -en la sesión ordinaria número 12 de 2016- se documenta la aceptación de «la donación ofrecida por el Fideicomiso de Illia y Novak a la Municipalidad de Florencio Varela (…) del predio de nomenclatura catastral provisorio Circunscripción I, Sección M, Manzana 105b, Parcela I» y el otorgamiento del lote «con destino a la futura construcción del establecimiento Escuela de Arte República de Italia»...
En mayo de 2017, mientras transcurrían las clases del turno mañana, se rajó la pared del SUM, al tiempo que se oyó un ruido ensordecedor que hizo que se suspendieran las clases por temor a que la construcción no resistiera. La interrupción del dictado de clases duró un par de días y, luego, todo continuó igual de enclenque.
Tan así que en mayo de 2018, estudiantes de la Escuela se concentraron en el Consejo Escolar de Florencio Varela para exigir respuestas.
«En el último año previo a la pandemia se matricularon unos 2000 alumnos, luego en pandemia, el número bajó y actualmente tenemos unos 1000 alumnos» afirma Espindola y agrega «Seguimos trabajando para que día a día nuestra matricula crezca y las oportunidades para nuestros futuros docentes aumenten».
Justamente, durante la pandemia fueron los únicos años donde el reclamo de la comunidad educativa por un edificio propio no se llevó a la calle, dado el aislamiento obligatorio decretado por Presidencia de la Nación. Pero, que no se haya hecho físico no quiere decir que se haya solucionado.
«Estado deplorable»
«La infraestructura escolar se encuentra en un estado deplorable, no pasa ningún control de seguridad e higiene» comienza a enumerar González y continua con una lista tan larga como triste, «Una escalera caracol diminuta sirve para acceder a las aulas del 1ro, 2do y 3er piso. Los baños son escasos y están en malas condiciones. Las aulas no están preparadas para brindar el aislamiento acústico necesario para las clases de música. No hay aulas para que las y los alumnos puedan ensayar. No hay instrumentos musicales suficientes»…
Y el sueño del edificio propio crece y la lucha continúa, al igual que el incumplimiento de las promesas.