La modelo que se hizo abogada y brilla como artista visual

Le hicimos la primera nota a fines de los años 90, cuando modelaba para Ante Garmaz y formó parte de los tradicionales desfiles de Roberto Giordano en Pinamar. Por aquellos años además comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA), recibiéndose de abogada y transitando una carrera que incluyó muchos casos mediáticos. Entre ellos, trabajó junto a Fernando Burlando defendiendo a la familia de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado por los rugbiers, y representó a Gabriela Trenchi en uno de los juicios contra el cirujano estético Aníbal Lotocki. También, fue la abogada de la familia de Gonzalo Acro, el joven asesinado por barras bravas de River, intervino en la causa sobre el club Independiente de Avellaneda y trabaja con el diputado Cristian Ritondo. Pero hoy, Nuria Drendak también es noticia por su incursión en el mundo de las artes visuales. Sus cuadros fueron expuestos hace un par de meses en la fiesta que la inmobiliaria local Ruben Feijó realizó en el salón Villa Juanita para dar a conocer sus ofertas en Brasil y Estados Unidos. Y esa noche, vendió catorce de sus obras.
«Dibujo desde niña. Mis primeros dibujos eran en lápiz, después fui al Centro Cultural Sarmiento unos dos años y ahí pintaba con carbonilla… Eran todas naturalezas muertas con unos crayones, unas pastas», cuenta a Mi Ciudad.
Madre de Juan Cruz y Francisco, Nuria dice que nunca se alejó del todo de esta actividad: «Siempre pinté para mí, para mi abuela, para mi hermano, cuadritos chiquitos… Todos realistas. Copiaba y pintaba. Ahora se me dio por lo abstracto, porque se hace más rápido y es lo que te sale de la mente, y se refleja en el lienzo. Tenés la oportunidad de elegir colores, formas, texturas, Ahora prefiero crear a copiar», agrega.
Justamente acerca de su técnica, explica: «Uso acrílico y papel foil que es como de aluminio pero muy finito y viene en plateado y dorado. Se transfiere con pegamento, hay que dejarlo secar, después se levanta el papel y queda transparente, y deja el brillo en la tela o en la superficie que uno usa».
Al preguntársele cuándo elige pintar, responde: «Hay días que digo estoy inspirada y lo hago, y otros días no. Pinto cuando tengo ganas. Es igual cuando me siento a escribir para un juicio. Si dejo pasar el momento se me va. Si hacés arte sin ganas no te va a terminar gustando lo que hagas, por más que lo modifiques diez veces. Prefiero hacerlo cuando estoy bien segura».