Algo está al revés. Desde hace algunos años, en este país y en esta ciudad se repite hasta el hartazgo, en cada discurso oficial, la sobreactuación semántica del «todos y todas», en supuesta revisión histórica del rol de las mujeres.
Del mismo modo, se agita la bandera del «rol preponderante» de la juventud, lo que se trasladó a la posibilidad de que ahora pueda votarse desde los 16 años de edad.
Ni hablar del redescubrimiento de los «derechos humanos», iniciado por Néstor y Cristina y adoptado como propio por Pereyra, en tres clarísimos ejemplos de gente a la que el tema no les importó un comino durante gran parte de sus vidas.
Sin embargo, tanta reivindicación de mujeres y jóvenes, y tanto repentino amor por los derechos humanos, no bastaron para que el Int...